Viernes, 08 de febrero de 2019
M.J.I. | Publicado en La Nueva España
“Clarín y Fermín Canella eran algunos de los personajes de Oviedo asiduos de la tertulia que se montaba en el estudio del pintor Dionisio Fierros”. Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA la profesora lucense Celia Castro Fernández, autora del libro “Pintura y fotografía en el siglo XIX: una aproximación al arte de Dionisio Fierros, que se presentó en el foro cultural del periódico.
Celia Castro Fernández, catedrática de Historia del Arte y estudiosa de la obra de Fierros, explicó que el artista, nacido en Ballota (Cudillero) y casado con una ribadense, perteneció en Madrid al círculo de Federico de Madrazo; fue uno de los pintores favoritos de Isabel II y retrató a María de las Mercedes. “Aunque se vinculó a Galicia por su matrimonio con Antonia Carrera, Fierros siempre llevó a gala ser asturiano, señaló Celia Castro, que también destacó la felicidad del pintor y de su familia durante los años en los que vivieron en Oviedo, primero en la calle Campomanes y más tarde en la casa que se hicieron en la calle Uría. “En 1887 la familia se fue a la casa de Uría, que no le gustaba a su mujer, ya que la veía muy alejada del centro de la ciudad”, señaló la profesora. Junto a ella estuvieron José Penzol Díaz-Fierros, psiquiatra, bisnieto del pintor, y su hija, Guadalupe Penzol, tataranieta de Fierros. “Mi bisabuelo se sintió enseguida atraído hacia la fotografía y entró en contacto con los grandes de la época, para que reprodujesen su obra”, explicó el médico, que también destacó la alta calidad de los retratos realizados por el pintor. “Fue un innovador en todas las facetas y dejó una obra abundante”, recalcó. El trabajo de Celia Castro demuestra la estrecha relación que existió entre la pintura y la fotografía en el siglo XIX en España, y rastrea la importancia que tuvo en el proceso creativo de Fierro