Viernes, 29 de Enero de 2016
Publicado en Ultimocero.com
“Quico ha sido guerrillero y sigue luchando. Ayer por la libertad, hoy… por la libertad”, dijo Orosia Castán del guerrillero vivo, nacido en Cabañas Raras, en 1925, que a los 17 años ya colaboraba con la oposición antifranquista y que poco después se sumó a la lucha armada en las filas de la mítica partida de Manuel Girón hasta que en 1951 se exilió a Francia desde León pasando por Valladolid y Pamplona.
No menos asombrosa es la vida de Xosé Luis Castro Veiga (O Corgo 1915- Chantada 1965), conocido como Piloto, convertido en mito por ser el último guerrillero muerto en combate en todo el estado, en cuya vida ha investigado Alfoso Eiré, que confesó haber crecido “con la historia del Piloto y la guerrilla, y no con la de El Jabato“.
Eiré, director en los últimos tiempos del semanario A Nosa Terra y desde los 14 años militante de la UPG (“por culpa de la Guardia Civil”), rebatió el pensamiento de los que de forma intencionada aseguran que Piloto estaba solo. “Durante veinte años fue acogido en 105 casas de 36 parroquias del centro de Galicia. Editó cientos de panfletos en el año 63 llamando a la huelga general política que se distribuyeron en los astilleros y en la universidad… ¿Eso es estar solo?”.
El autor del libro sobre 0 Piloto afirmó que la guerrilla gallega fue la primera en organizarse y la última en disolverse. “También fue un ejemplo para el resto del movimiento porque en ella estaban los galleguistas, anarquistas, socialistas, comunistas… ¿Por qué ese empeño en querer quitarnos nuestra memoria desde los Reyes Católicos?”, se preguntó Eiré, quien reivindicó para los nacionalistas de izquierda “el inició de la recuperación de la historia de la guerrilla, el primer homenaje a Piloto y la legalización de su tumba y lápida… actos a los que no acudió nadie del PCE -Carrillo llegó a negar a Oriana Fallaci hasta su existencia-. Pero sí estuvo Quico, que había conocido y empuñado las armas en la misma Agrupación que Castro Veiga, y que hoy -a pesar de todo- sigue declarándose militante comunista”.
Las primeras palabras de Quico fueron de agradecimiento y felicidad por estar en el Ateneo Republicano de Valladolid, que no era la primera que visitaba y que se encontraba totalmente lleno. “Vengo a apoyar el libro de Alfonso Eiré porque me afecta, sobre todo por lo que tiene de rescate de la memoria democrática, de la historia, de la restitución de valores… Nos han tratado de bandoleros y la Transición ha pasado de largo. Padecemos un secuestro organizado de nuestro pasado cuando es la identidad de España”, expresó este hombre camino de los 92 años de gran lucidez e igual vitalidad.
Quico explicó el origen del movimiento guerrillero como reacción del pueblo a la dictadura y criticó la cobardía, el oportunismo, el partidismo… “El movimiento guerrillero no pertenece a ningún partido, es del pueblo. Foucellas, Girón, Piloto… son símbolos de la libertad a quienes el sistema ha pretendido deformar. El miedo es la desmemoria organizada del sistema que tenemos. La herida no se ha cerrado, supura”, dijo.
“Quedarnos más tiempo entre Galicia y León era un peligro. Políticamente ya no era una alternativa, desde el momento en que Naciones Unidas reconoce a Franco ya no había nada que hacer. Aún así, Piloto decidió quedarse, seguir luchando, por dignidad”, expresó Quico.
El guerrillero hizo hincapié en que el valor del libro de Eiré está \”en que ha hablado con el pueblo”. Entre los dos, en el largo coloquio abierto, aclararon infinidad de cuestiones. Desde las diferencias entre la 2ª y 3ª Agrupación respecto a la 4º pasando por la financiación y las infiltraciones. “Nada es producto de la casualidad. La guerrilla se asentó en las inmediaciones de los embalses de Peares, Belasar… porque allí trabajaban 10.000 obreros- de los que 3.000 eran presos políticos- y a los labregos les expropiaban sus tierras”, explicaron.
El papel de la mujer en el movimiento guerrillero fue otro de los temas suscitados. “Son las ocultas de los ocultos. Más de 3.000 mujeres estuvieron en la guerrilla. Para ser guerrillero no hay que matar, pero hay muchas mujeres que sí lo hicieron como Enriqueta Otero, dirgente del PCE en Lugo, o Mirelle, mujer de Piloto, que era más certera que su marido. “Sin las mujeres no hubiera podido haber movimiento guerrillero”, coincidieron Alfoso Eiré y Quico.