Jueves, 13 de diciembre de 2018
José Manuel Otero Lastres | Publicado en ABC
Gracias a la proverbial generosidad de Ramón Loureiro, gozo una vez más del privilegio de efectuar una valoración crítica de su última obra, titulada “Al Rey de los Ángeles”, muy cuidadosamente editada por Hércules de Ediciones, con portada ilustrada por el brillante artista Antonio Seijas. En su día, tuve el honor de presentar en Madrid en 2013 su obra “La asombrosa conquista de la Isla Ballena”. Y en aquel acto, lo primero que hice fue preguntarme ante qué tipo de obra estábamos. Señalé que no tenía la más mínima duda de que era una obra literaria, pues se trataba de una creación intelectual debida a la escritura. Y agregué que era evidente también que se trataba de un libro, como la denominaba el propio autor a lo largo de su obra.
Las dudas me asaltaron cuando comprobé que el prologuista y el autor –éste menos veces- la calificaban como una novela. La razón de mi perplejidad se debía a que si bien era cierto que se trataba de una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, no lo era menos que en la obra de Ramón había algo más que una novela. “Estamos –decía yo entonces- también ante un ensayo en la medida en que el autor, además de narrar la acción fingida de la toma de la Isla, escribe básicamente sobre sus recuerdos”.
En “Al Rey de los Ángeles” vuelve a suceder lo mismo. En una nota de prensa en la que se comunicaba el acto de presentación de la obra se dice: “El periodista y escritor Ramón Loureiro estará … en la librería Santos Ochoa de A Coruña (Calle Teresa Herrera) para presentar “Al Rey de los Ángeles”, su última novela…”. Por eso, mi primera valoración sobre la nueva obra de Ramón Luoreiro es que estamos de nuevo ante una obra literaria de ficción que sobrepasa la novela.
Inscribo, por tanto, su creación en la misma línea que “La asombrosa conquista de la isla ballena”: junto a la narración imaginada de lo no sucedido hay un maravilloso paseo por los recuerdos que almacena en su alma. Y, al igual que dije sobre su obra anterior, en la nueva obra de Ramón, las cosas siguen complicándose porque hay un recuerdo no ya de una realidad imaginada pero posible, sino de algo que pertenece al mundo de lo imposible. Lo cual aconseja que nos fijemos tanto en las cosas como en el suceso imaginario recordado, porque las propias cosas, esas que forman su mundo imaginario de Escandoi, son las evocadoras de los recuerdos y forman parte de ellos como el escenario en la obra teatral.
Estamos, además, ante una obra gallega, en el sentido que de que sus páginas están repletas de humor y de nostalgia, en la que se narra un viaje de los Reyes Magos por Galicia y en una pirueta, muy propia del autor, aparece hasta el manuscrito del Quijote.
Sobre la escritura de Ramón debo agregar, para finalizar, que me gusta más cuando escribe con párrafos cortos, que cuando nuestros ojos se topan con párrafos muy extensos que nos obligan a un notable esfuerzo de atención. Pero que no se vea lo que acabo de decir como un reproche, sino como todo lo contrario: su estilo es ambivalente, lo cual demuestra su dominio de la escritura.
Mis felicitaciones a Ramón, a Hércules de Ediciones y al excelente ilustrador Toni Seijas.